jueves, 2 de diciembre de 2010

Fotografía de prensa en Venezuela: Una mirada actual en 100 imágenes noticiosas

La multiformidad del fotoperiodismo



 “Un anecdotario visual con anécdotas visuales” describió el curador Pedro Antonuccio  Sanó la exposición titulada Fotografía de prensa en Venezuela: Una mirada actual en 100 imágenes noticiosas que se exhibe desde el pasado domingo 16 de octubre en La Pinacoteca del Ateneo de Trujillo hasta el 5 de diciembre. Es una  muestra retrospectiva que señala aspectos notables de lo que ha pasado en Venezuela desde 1960 hasta la actualidad.  Circulará por varios lugares del país.
Las cien imágenes noticiosas tienen como objetivo “contar aspectos relevantes de la historia contemporánea venezolana. Es una rigurosa selección de gráficas captadas por aquellos profesionales que registran el día a día informativo desde un encuadre diferente para convertirlo en noticia”, manifestó Pedro Antonuccio  Sanó.
  
El recorrido por la exposición fotográfica demuestra que el tema es muy diverso, son imágenes informativas que abarcan múltiples contenidos. Hay sobre la gloria de nuestros deportistas, desastres naturales, concursos de belleza, pobreza, la violencia social, entre otros. Sin embargo, el tema más recurre es el de mostrar una visión distinta de la figura del presidente. Muestra parte de la historia presidencial venezolana y le da un toque agudo, crítico y humorístico; refleja las aventuras y desventuras de los que llegaron al poder y los que no pudieron.

La muestra cuenta con fotoperiodistas de todo el país que con sus imágenes lograron un impacto en el público. Como dice el reconocido fotógrafo y partícipe de la exposición Alfredo Cedeño, “una foto que no tenga impacto no sirve”. Los fotoperiodistas participantes son Héctor Castillo, Harold Escalona, José Grillo, Luis Vallenilla, José Sardá, Manuel Sardá, Pedro Antonuccio  Sanó, entre otros igual de importantes.
Veinticuatro autores muestran sus obras. Una característica particular es que cada cuadro exhibe cuatro ó cinco fotografías y pensamientos escritos del autor. Para una parte del público fue una molestia, preferían fotos más grandes para poder detallarlas mejor. 

Una fotografía: una niña seca las lágrimas de su madre en un centro de refugio tras el deslave del estado Vargas. Una imagen que demostraba la tragedia ocurrida a miles de personas. La figura dramática llamó la atención de gran parte de la audiencia. Como explica el Curador “esta muestra funde por igual la realidad, calidad artística y contenido histórico de eventos y personajes que han impactado a la opinión pública nacional”.

Para la fotoperiodista Cecilia Rodríguez es importante incluir el elemento humano en la imagen. Podemos leer en su obra que “en una fotografía de prensa se debe reflejar la alegría o tristeza de un momento noticioso capaz de resistir el paso del tiempo por su claridad conceptual”.

La puesta fotográfica captó la atención de los fotoperiodistas del estado. El fotógrafo retirado Juan Chacón expresó sentirse complacido con las imágenes que veía. El rayo del Parque Central, fotografía de Paulo Pérez Zambrano, le pareció una gran audacia fotográfica, “el autor tuvo una gran agilidad técnica y mucha paciencia”, explicó Chacón.
Otras fotografías que cautivaron al público fueron las de Héctor Castillo. La obra se caracterizan por mostrar un enfoque singular, sus imágenes son vistas desde otro ángulo y perspectiva. Castillo manifiesta que “la fotografía es un ejercicio de escritura a través de la retórica de la imagen”.
 
Antes y después del 98’
Con motivo de la inauguración de la exposición se llevó a cabo un foro denominado Fotoperiodismo en Venezuela: antes y después del 98’. Los ponentes fueron los reconocidos fotógrafos Pedro Antonuccio  Sanó y  Alfredo Cedeño.  Los dos profesionales expresaron su desacuerdo con el trato que reciben los fotógrafos venezolanos, coincidieron en que dicha profesión es menospreciada.

Sanó expuso que la fotografía tiene un profundo valor pedagógico. Manifestó el enojo de los fotógrafos venezolanos por la falta de un editor gráfico en la prensa. Auguró que en el estado Trujillo se podrían hacer trabajos interesantes relacionados con la fotografía. Exhortó a los futuros periodistas a abordar la profesión, a conocer a la gente y mimetizarse entre las paredes, ser invisibles.

En relación a la libertad de expresión en Venezuela,  Pedro Antonuccio  Sanó dijo que “el acceso a la información siempre ha sido difícil”. Criticó la espectacularidad y banalidad en los medios que lamentablemente se están imponiendo sobre la profundidad. Concluyó diciendo, en relación a la labor de un fotógrafo, que “somos unos intermediarios de la información, tenemos una gran responsabilidad”.
“Es un oficio muy ingrato. La fotografía sigue siendo la cachifa del periódico”, expresó Alfredo Cedeño en varias ocasiones. Durante su intervención recomendó que “nuestro compromiso en el oficio del periodismo es la verdad. Compromiso con la colectividad”. Aconsejó que esa “cachifa” sea “respondona”; no cesar de preguntar y preguntarse.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Entrevista a la reconocida artista popular trujillana Rafaela Baroni (I PARTE)

La mujer detrás del espectáculo



 
Detrás de la artista que todos voltean a mirar, que llama la atención con sus actuaciones, que está dispuesta a entretener, que baila con peculiaridad, que declama dramáticos poemas, que exhibe esculturas magníficas, que imagina un mundo mejor y lo retrata, que se relaciona de forma extraña con la muerte, que está dispuesta a repartir amor;  hay una mujer. ¿Qué es lo que define a una mujer? El espíritu trabajador, su fortaleza, su sensibilidad, su preocupación, caridad, dedicación, incondicionalidad… Características que muchas tienen pero este espacio está dedicado a Rafaela Baroni.


 Al entrar a su proyecto en construcción más preciado “El paraíso de Aleafar” para hacerle la entrevista lo primero que te expresa Rafaela Baroni al saludarla es “toquen unas manos trabajadoras”. Y continúa diciendo “soy vieja con corazón de 15”. Rafaela Baroni con 75 años emprendió la difícil labor de recrear el paraíso que vio en sueños, lleno de árboles, rodeado de ángeles y arcángeles que entonaban  música celestial. La situación económica es difícil pero trata de adelantar algo todos los días. Con la intención de que “ los que pasen sientan una paz espiritual”.

La artista popular nació  en Villa Mercedes de la Mesa de Esnujaque el 01 de noviembre de 1935. Lleva el pelo largo, es delgada, siempre viste con colores alegres; tiene una mirada intensa, sus gestos y expresiones no pueden pasar desapercibidos. Contando su historia nos traslada a otro mundo, lleno de fantasías y magia que te pone a pensar  sobre lo verdadero y lo falso.
 
Su vida estuvo marcada por el deber familiar. Desde muy pequeña actuó como una madre para su hermano. “A Tadeo, mi hermano, lo crié yo”, dice Rafaela orgullosa. Trabajó en la administración de correo. Le hizo arepas al Primer Comando de la Guardia Nacional en Jajó. Se considera graduada en enfermería, según ella realizó trabajos que ni siquiera una enfermera con título ha hecho. Sólo en seis días aprendió lo necesario para cuidar a un desvalido. Siendo una adolescente trabajó de partera, para Baroni era un oficio que hacía con mucha presteza. Con apenas 13 años trajo numerosos niños al mundo.

Baroni toda su vida ha estado  rodeada de sufrimiento, enfermedades, amor al prójimo, muertes, devoción, pasión y mucha imaginación; en aquellos momentos no tan felices “canto para no llorar” dice.

El comienzo de la fábula
Su vocación artística viene desde muy niña, con apenas cinco años cantaba y trabajaba con tallas de anime. Se destacó en su comunidad, cantaba, recitaba, pero por ello sufrió el rechazo de muchos; la catalogaron de loca.
A los 46 años talló la Virgen del Espejo, en agradecimiento por curar su ceguera. Relata que en sus sueños se le apareció la virgen y le habló, Baroni le preguntó: “Niña linda ¿quién es usted?”  La visión respondió: “Soy la Virgen del Espejo que viene a curarte”. Con  esta talla de 25 cm se dio a conocer. Es su obra más preciada. Recibió una recompensa económica por primera vez  con la talla de San Sebastián.
 Como todo artista Rafaela Baroni, se preocupa por las personas que verán sus obras, ella tiene un modo “si me gusta a mí, seguro a los demás también”.

A la artista venezolana la conocen porque se muere y resucita, cura a los enfermos, se casa de mentiras, levita, lee el futuro de las personas en las cédulas de identificación y todos los viernes santos realiza el ritual de la muerte. Rafaela Baroni se autorretrata en sus obras “su creación es su propia vida”, dice Leoncio Barrios, psicólogo social, profesor de la escuela de Comunicación Social de la UCV, investigador sobre Baroni para plasmar en un guión la vida y obra de la artista venezolana.

Relación con la muerte

Rafaela Baroni con sus dos ataques de catalepsia fue velada dos veces y es de esperarse su relación intima con la muerte. A los 11 años tuvo su primer episodio, como ella dice “estuve muerta y Dios luego me regresó a la vida”. Ese momento marcó su vida, se dedicó a preparar a los muertos, arreglaba aquellos cuerpos que nadie podía ni se atrevía a preparar, Baroni los arreglaba y ponía en su urna para que “suba tranquilo”.
En su segunda muerte ella asegura haber visto una especie de paraíso y que trata de retratar en “El paraíso de Aleafar”.

También siente una empatía con los moribundos. La llamaban insistentemente y Rafaela servía de consuelo, les concedía sus últimos deseos. “Cuando alguien se está muriendo hay que darle lo que pide”, dice Baroni.
Quiere ser enterrada en su casa, aunque predice que morirá de vieja ya tiene todo preparado. Construyó hace 30 años una urna y cerca de 20 años atrás elaboró su vestido azul. Quiere ser enterrada en el “El Paraiso de Aleafar”, allí tiene dispuesta una capilla.
Baroni dice que  “Si me regresaron a la vida es para velar por la humanidad”. Cuidar  a los seres humanos es su proyecto de vida, considera que para esa gran labor fue resucitada.

martes, 26 de octubre de 2010

The Cove revelador de verdades

The cove (2009) fue dirigida por Louie Psihoyos y ganó el Oscar como Mejor Documental. Trata sobre una sangrienta matanza de delfines ocurrida en el pueblo Taiji, en Wakayama, Japón. En ese lugar se lleva a cabo el más cruel asesinato de más de 23.000 delfines anuales.
 
Tras una fachada ecológica que hace creer la veneración y respeto por uno de los animales más inteligentes de la especie, esconden la bazofia más grande que le puede ocurrir a un animal; es acorralado, perseguido, encerrado para luego ser llevado a la cala (como especie de cueva) y allí son masacrados sin ninguna piedad.

El objetivo del director Louie Psihoyos con el documental fue llamar a la conciencia. “Lo primero, espero que el público deje de asistir a “delfinarios” y espectáculos con delfines. Son la punta de lanza de una industria sangrienta. Por otro lado, que investigue sobre lo que está comiendo, sobre cómo nos mienten. Y espero que se detenga la cuenta atrás que se está activando contra los delfines: muchos están muriendo, y no sé qué pasará en un futuro. Me gustaría cambiar la vida de la gente, aunque sea en pequeños aspectos”.

Un documental imperdible, devastador pero liberador, que nos muestra hasta qué punto ha llegado la relación humano-naturaleza. Espero que tengan la oportunidad de verlo y conozcan la situación de los delfines en Japón que ni siquiera sus mismos pobladores lo conocen. El documental está prohibido en Japón y en otros países.


 

domingo, 17 de octubre de 2010

Camilo Perdomo: “La postmodernidad es como un fantasma, es algo ficticio y a la vez real”

Un poco más de dos horas estuvo el profesor Camilo Perdomo exponiendo sobre la postmodernidad a los alumnos de la cátedra de Periodismo Cultural de la carrera de Comunicación Social del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” (Nurr). Una clase muy amena y divertida a pesar de estar hablando de un tema que ha generado confusiones y detrimentos en el mundo entero. El profesor jubilado e investigador de la Universidad de Los Andes dijo que “el término  postmodernidad  todavía produce tartamudeos inexplicables y se resiste a ser aceptado”.

Camilo Perdomo tiene una manera peculiar de dar sus clases, con símbolos divertidos hace entender su idea. Decía “durante nuestra conversación aportaré datos para que vayan entendiendo lo que significa la postmodernidad”. Un ejemplo que fue bastante recurrente fue sobre el Hip Hop, un movimiento artístico catalogado por Perdomo como postmoderno. También hablo de las modas grunch, la independencia de las mujeres europeas, la informalidad de América Latina, de las cantantes Shakira y Beyoncé y del cine actual. Descritos por Camilo Perdomo como auges postmodernos por tener una característica común. En la postmodernidad “todo vale” dice Camilo.

La Postmodernidad comenzó en la arquitectura, luego en la música y después en la literatura. Perdomo simplifica diciendo que “la modernidad es lo viejo y la postmodernidad lo nuevo”. Los vanguardistas  viven el presente, lo importante es vivir como si fuera el último día. La postmodernidad quiebra los valores, es libre de prejuicios, liberal, irreverente. Como dice el investigador Octavio Paz “somos muy modernos”.

 
Camilo Perdomo se dedicó en los últimos minutos de la clase a hacer un gráfico sobre el origen del hombre, explicó las bases de la modernidad y la postmodernidad con bastante irreverencia e ironía. Representó como se fue reemplazando la figura central del universo, primero era Dios, desplazado por el hombre y por último reina la voluntad de poder. Y lo que al hombre le impide para ser libres son las leyes, los mitos y la religión. 

“El pensamiento posmoderno no niega la modernidad, sino que critica su ideología. Las representaciones directivas de la posmodernidad son no la integración del sistema, sino la autonomía de lo particular, no el consenso, sino el desacuerdo” afirma Jean-François Lyotard, filósofo francés reconocido por su introducción al postmodernismo. Camilo Perdomo concluye diciendo que “la postmodernidad es una crítica fuerte a la modernidad, pero no explica nada”.



viernes, 8 de octubre de 2010

Webinario: Identidad en la red

Para todos aquellos que se han quejado al no poder asistir a un seminario por falta de tiempo, dinero, porque queda muy lejos de donde vives o cualquier otro inconveniente, ya no va a ser problema. Una buena forma de intercambiar información con distintas personas que se encuentran en lugares distintos, sin las molestias y los gastos que ocasionan los viajes, son los webinarios; no son más que seminarios virtuales donde un conferencista hace presentaciones en tiempo real vía Internet.
No puedo dejar de mencionar que estamos en un país en el cual Internet no es prioritario, por lo tanto la conexión es un problema. Pero si hacemos un poquito de esfuerzo podremos tener una extraordinaria experiencia al participar en un seminario virtual. Hace poco participe en el webinario "¿Cómo gestionar la identidad  periodística en la red?” que trataba la importancia de tener una identificación en la red y las características que se requieren para que se relacione con la labor periodística.

Bárbara Yuste, Doctora en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, fue la conferencista.  Comenzó la charla virtual explicando porque los periodistas debemos usar las redes sociales, mencionaba tres factores importantes: la visibilidad, allí hallaras a la audiencia y es necesario adaptarse al nuevo entorno; además que sus aportes son cuantificables, mostramos nuestro contenido, son fuente de información y son espacios para hacer otro tipo de periodismo.
            Resumiendo su exposición, Bárbara Yuste explicaba que para crearnos una identidad periodística en las redes sociales, debemos dar tres pasos. Lo primero que tenemos que hacer es conocernos, preguntarnos quiénes somos, qué mensajes queremos transmitir y qué tipo de interacción haremos con nuestra audiencia.
            Luego plantearnos nuestros objetivos, cómo queremos mostrarnos. Yuste señalaba que al transmitir mensajes serios e informativos no perdemos espontaneidad, sin embargo dice que en un periodista se pueden aceptar mensajes triviales pero no muy seguidos. También señalaba que al decidir incorporarte en una red social nunca debes abandonarla, actualizar siempre tu twitter, facebook, blog, entre otros.
            El último paso es decidir que herramientas voy a usar, ¿twitter? ¿facebook? ¿linkedin?. Lo que abras es importante que siempre renueves, recomienda escribir mínimo en la mañana y en la tarde, contactarse con personas relacionadas a tu sector, no saturar de información a tus seguidores, conversa, interactúa y comparte.
            Al crear una identidad en la red es importante no descuidarla, es como una planta si no la riegas se marchita. Una recomendación que me complació de Yuste fue que seamos naturales, usemos la lógica y planteemos temas de nuestro interés.

martes, 14 de septiembre de 2010

Al fin tuve mi bicicleta

Describir e interpretar una obra de arte es realmente difícil, más aún si contamos con unos pocos conocimientos de historia, estética y semiótica del arte. Nos preguntamos ¿Qué hay en la pintura? ¿En el fondo? ¿En el primer plano? ¿Qué hacen las personas?  ¿Cómo van vestidas? ¿Cómo son los colores? ¿Qué está pasando en la pintura? ¿Qué quiso el artista mostrar o enseñar? Nos atormentamos con interrogantes que nos desvían y alejan del sentimiento, la música, el trasfondo de la pintura o la escultura que observamos.

En la cátedra Historia social del arte y la literatura estuvimos observando pinturas y esculturas de distintos artistas y en pocos minutos hacer una descripción técnica de la obra. Fue una actividad bastante divertida y a la vez demostrativa de que no es un trabajo fácil. El poeta, pintor y humorista merideño, GonzaloFragui exhibe en la Bienal Salvador Valero unos de sus cuadros al que intentaré hacerle  una descripción e interpretación.

Es una pintura original con formato cuadrado que se desarrolla en posición horizontal. En el ángulo inferior derecho la firma del pintor y un terreno marrón con incipientes indicios de grama. Tiene tres elementos principales: una bicicleta roja y grande del lado izquierdo; en el centro un niño de pie con las manos unidas, suéter de colores, pantalón negro, sus piernas están posicionadas de perfil; en el lado derecho una puerta con marco negro y cerrada. En el fondo se puede ver una franja con tonos azules degradados que dan la impresión de una catarata con abundante agua. La obra está titulada como Al fin tuve mi bicicleta”

Gonzalo Fragui siente un amor especial por el ciclismo desde que era niño. En sus relatos siempre encuentras historias relacionadas con bicicletas, carreras y juegos de niños. Él escribe sobre la historia del cuadro que:

En una exposición de pintores en homenaje a Reverón, yo, sin ser pintor, mostré un cuadrito que había titulado: "Al fin tuve mi bicicleta". Cuando era niño había tenido varios triciclos pero nunca una bicicleta. Muchos niños que fueron a la exposición se quedaban un rato ante el cuadro y les hacía gracia. Uno de ellos, el más pequeño, Don Trino Borges, fue muchas veces a "montarse en la bicicleta de Gonzalo". "Es que después de ver una bicicleta uno ya no es el mismo", comentaba, entre otras cosas porque él tampoco había podido tener una bicicleta cuando niño. Unos días antes de cerrar la exposición un señor vino a comprarme el cuadro. Yo le dije que no se lo podía vender. Había esperado cuarenta años para tener mi bicicleta, no se la iba a vender ahora.

Debo admitir que no conocía nada de Fragui, mi primer contacto con sus obras fue al ver la pintura Al fin tuve mi bicicleta”. Ha sido un descubrimiento muy gratos, es un artista muy completo y me han fascinado sus escritos; son muy auténticos, bien escritos y con mucha creatividad. Como dice Carlos Yusti:
 
Asume la escritura como un pacto con la belleza y con ese lado amable de la vida. El trabajo poético de Fragui es un pasar en limpio la vida cotidiana, es como un cedazo que va filtrando el grueso cúmulo de la existencia hasta quedarse con esas finas filigranas con las cuales escribe un verso, construye todo un universo poético. Hay un trabajo sanguíneo con las palabras, una dedicación laboriosa con el lenguaje para traducir, con genuina equidad, aquello que percibe a diario.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Un bohemio en París

Sólo por nombrar algunos de los artistas que lograron el reconocimiento del mundo pero que sus vidas estuvieron llenas de dolor, sufrimiento e infelicidad. Armando Reverón, pintor y artista plástico venezolano, se muda y comienza a construir el castillete en Macuto, Estado Vargas, que le serviría de morada para el resto de su vida, allí  sufre una crisis psicótica que obligó a su reclusión en un sanatorio y una vez recuperado no volvió a pintar como antes.

El celebérrimo Vincent van Gogh fue un hombre solitario que sufría crisis mentales y estuvo internado, por petición del artista, en hospitales psiquiátricos por el temor de  perder su capacidad de trabajar. Las nombradas etapas de vida de Armando Reverón y Vincent van Gogh fueron claves para que desarrollaran estilos y resultaran   pinturas/esculturas más intrépidas y visionarias de su carrera.


En la película Los Amantes de Montparnasse (1958) retrata la vida del pintor Amedeo Modigliani, sus últimos meses de vida que transcurrieron entre el alcohol, la pobreza, la enfermedad y las mujeres. Ambientada en un barrio bohemio de París, Montparnasse. Grupos de artistas residían allí buscando ser reconocidos, Modigliani era uno de ellos, un pintor no comprendido, un arte distinto que sólo alcanzaría la fama después de su muerte.

Filmaffinity describe la película como “Magnífica película que retrata los últimos meses de vida del pintor Amadeo Modigliani… no retrata sólo la vida de un pintor, sino ante todo el final de una época, la del Paris de la bohemia, aquella época en la que el arte tenía aún algo que decir, estaba vivo, era vida en sí mismo”.

Al igual que Reverón  y Van Gohg,  Amedeo fue un gran hombre frustrado, un artista triste, un amante tormentoso. Sus obras fueron rechazadas, burladas, tiradas a la basura; aprovechadas por una persona ambiciosa que después de la muerte de Modigliani, supo ganar una fortuna por sus pinturas. Una película imperdible y que todo amante del arte y sus fracasos no pude dejar de ver. 

P.D: Gérard Philipe, el actor que encarna a Modigliani, murió a los 36 años de cáncer de hígado. Ya era reconocido como uno de los mayores actores del cine y el teatro franceses.