sábado, 30 de julio de 2011

Días de poder, Román Chalbaud, 2011

Después de ver Reverón (Diego Risquez, 2011), supuse un avance agigantado en el cine venezolano. La historia del famoso pintor venezolano está contada de manera regia. Risquez realiza un trabajo complementario, sobre todo en la dirección de actores. Sin alargar más el tema, la película del Pintor de Macuto está bien hecha. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de Días de poder (Román Chalbaud, 2011). El largometraje está producido por la Fundación Villa del Cine. Basado en un guión escrito en 1961 por el recordado dramaturgo José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud. La historia es ficticia. “Se ubica entre la entrada clandestina al país de Leonardo Ruiz Pineda y la caída de Pérez Jiménez hasta 1960 aproximadamente. Un momento en que, según el autor, la tortura y la represión del gobierno de Rómulo Betancourt se ejercen sin el más mínimo escrúpulo”, Ricardo Azuaga (Talcualdigital). La historia se narra a través de Fernando Quintero, partidario de Acción Democrática, con un importante cargo, que en su lecho de muerte rememora su vida, llena de problemas políticos y personales, sobre todo la relación con su hijo. La película de Chalbaud presenta numerosas fallas. Quiero empezar hablando de los actores. La característica principal es la inverosimilitud. 




El protagonista Fernando Quintero, interpretado por Gustavo Camacho, no resulta convincente. Representa un personaje bastante pobre y que no tiene matices. En las escenas en las que está feliz, enojado o moribundo, no tiene fuerza, su actuación debilita, aún más, el deplorable guión. Su hijo, desarrollado por el joven actor Theylor Plaza, demuestra su inexperiencia actoral. Interpreta penosamente a Efraín, que un día admira a su padre, y otro, lo tacha como traidor. Cabe destacar que en la película no explican su cambio tan repentino. Un afiche, una foto de su padre en el que estaba escrito traidor, pegado en la universidad y unas palabritas de unos de sus compañeros, es suficiente para que se lance a las calles a realizar una huelga universitaria. Plaza no desarrolla las situaciones dramáticas, se limita a poner cara de enfurecido o feliz. El resto de las actuaciones son de muy baja calidad, resaltando a los extras, son tan robóticos y con diálogos trancados. Patéticas las escenas de protestas, parecían de un director principiante, faltaba naturalidad y credibilidad.

Días de poder presenta una mayor deficiencia: el guión. Una historia que se queda en presentar el conflicto de Fernando, el espectador nunca se entera de ese profundo cargo de conciencia que parece que lo agobia, en la película él no hizo nada malo, no lo vemos; sin embargo, él sufre. Por otra parte, ese ir y venir del presente al pasado, hace confundible la trama. Por ejemplo, Fernando acostado moribundo en la cama, hablando con su ex mujer, y de repente, la historia se trasladaba al pasado y lo que viene no tiene relación. Y así ocurre en varias ocasiones. Un problema grave del guión fue no tomarse la molestia de explicar el contexto histórico. Los que no conocen la historia política de Venezuela se quedarán con un gran vacío. La película presenta diálogos muy pobres, se pierde tiempo en escenas para no decir nada. Chalbaud aseguró en una rueda de prensa que el guión está exactamente igual a como lo escribieron hace cincuenta años, él y su amigo Cabrujas. El guión definitivamente mereció una retocada.

Román Chalbaud nos presenta un largometraje decadente. Escenas clichés, desnudos innecesarios, solo para llenar la “fórmula”: inseguridad-malas palabras-desnudos de la tan criticada etapa del cine venezolano. Además la música, casi inexistente, no se entrelaza con la historia. El sonido de los sapos por las noches, sí es recurrente, que hasta molesta. La puesta en escena es muy pobre, la escenografía poco cuidada, retratos que de antemano se percibían como falsos y en mal estado.

Días de poder pasa hacer una de las peores películas venezolanas estrenadas en lo que va de año. Si Reverón significa un avance en la calidad de las películas en Venezuela. Chalbaud nos hace retroceder un largo camino. Esperemos que esto no sea recurrente en los próximos estrenos de la Villa del Cine.

Fotos tomadas de Internet.



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