Después de ver Reverón (Diego Risquez, 2011), supuse un avance agigantado en el cine venezolano. La historia del famoso pintor venezolano está contada de manera regia. Risquez realiza un trabajo complementario, sobre todo en la dirección de actores. Sin alargar más el tema, la película del Pintor de Macuto está bien hecha. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de Días de poder (Román Chalbaud, 2011). El largometraje está producido por la Fundación Villa del Cine. Basado en un guión escrito en 1961 por el recordado dramaturgo José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud. La historia es ficticia. “Se ubica entre la entrada clandestina al país de Leonardo Ruiz Pineda y la caída de Pérez Jiménez hasta 1960 aproximadamente. Un momento en que, según el autor, la tortura y la represión del gobierno de Rómulo Betancourt se ejercen sin el más mínimo escrúpulo”, Ricardo Azuaga (Talcualdigital). La historia se narra a través de Fernando Quintero, partidario de Acción Democrática, con un importante cargo, que en su lecho de muerte rememora su vida, llena de problemas políticos y personales, sobre todo la relación con su hijo. La película de Chalbaud presenta numerosas fallas. Quiero empezar hablando de los actores. La característica principal es la inverosimilitud.